Por Andrea Vásquez Triana

A veces, el sabor de un lugar se convierte en parte de tu historia. En mi caso, cada vez que aterrizo en Estados Unidos, no importa si es en Miami, Tampa, Orlando o cualquier otra ciudad donde esté disponible, hay un restaurante que encabeza mi lista de primeras paradas: Long Horn Steakhouse.
Ya se volvió costumbre. Así como hay quienes buscan un café local o su tienda favorita apenas bajan del avión, yo busco un LongHorn. Porque sé, sin duda alguna, que me espera una experiencia deliciosa, consistente y reconfortante. Lo que más me gusta es que, a pesar de ser una cadena, logra mantener una identidad muy cuidada: desde su atención cálida hasta la calidad en cada plato.

Carnes que cuentan historias
Los protagonistas indiscutibles del menú son los cortes de carne. Mi favorito, sin pensarlo dos veces, es el ribeye. Sazonado y cocido a la perfección, con ese marmoleo jugoso que lo convierte en una experiencia de sabor profundo. Y es que aquí no solo se come carne: se celebra.
Pero el encanto no termina ahí. Las entradas de temporada merecen mención aparte. He probado platos como las repollitas con vinagre balsámico que logran ese equilibrio entre textura crocante y sabor ácido, o una mazorca rebozada con tocineta y queso crema que tiene alma mexicana y espíritu reconfortante.
Y cómo olvidar los camarones picantes: atrevidos, jugosos, perfectos para abrir apetito. Para el cierre, nada como su postre de chocolate, que siempre recomiendo con convicción. Todo acompañado del tradicional pan fresco con mantequilla casera, un detalle que enamora desde el primer bocado.

Ambiente, precios y razones para volver
El ambiente es cómodo, con un toque romántico que funciona tanto para una cena íntima como para una reunión entre amigos. Y lo mejor es que la experiencia no requiere romper el bolsillo: los precios oscilan entre los $35 y $45 por persona, pero las porciones son tan generosas que perfectamente puedes compartir entradas y platos fuertes si vas acompañado.
Eso sí, si decides añadir vino, cócteles o algún licor especial, la cuenta sube un poco. Pero incluso en esos casos, sigue siendo razonable, especialmente si se compara con otros restaurantes en Estados Unidos. Aquí sabes que cada dólar está bien invertido.

Una apuesta segura
Visitar Long Horn Steakhouse es, para mí, como volver a un lugar conocido donde siempre me esperan buenos sabores y una excelente atención. Lo recomiendo sin dudar a quien esté planeando un viaje o ya esté en Estados Unidos buscando dónde comer bien, sentirse a gusto y llevarse un recuerdo sabroso.
Si quieres ver el menú o ubicar el restaurante más cercano, puedes visitar su sitio oficial: longhornsteakhouse.com
Porque hay experiencias que alimentan más que el cuerpo… y esta, créeme, es una de ellas.