Las playas más bonitas del oeste de Florida según mi experiencia (una me robó el corazón)

Por Andrea Vásquez Triana

Cada playa tiene su alma. Algunas son ruidosas, otras te invitan al silencio. Y en la costa oeste de Florida encontré cuatro rincones que me ofrecieron algo distinto: calma, belleza, sabor y hasta un poco de aventura. Las recorrí sin apuro, dejándome llevar por lo que cada una tenía para ofrecer. Y al final, una me conquistó por completo: Anna Maria Beach.

Siesta Key: blanca, suave y familiar
Fuimos en plan familiar, buscando un lugar tranquilo, y Siesta Key nos ofreció justo eso. Lo primero que impacta es la arena: realmente blanca, como si alguien la hubiera tamizado con cuidado. Además, el parqueadero estaba muy cerca, lo que hizo todo más fácil, especialmente con niños. El agua tiene un juego de colores entre turquesa y azul que, bajo el sol, parece sacado de una postal. Es una playa amplia, cómoda, segura y perfecta para descansar sin preocupaciones.

Coquina Beach: la elegancia de lo simple
Coquina fue una grata sorpresa. Llegamos sin saber mucho y me encantó lo delicado de su arena, muy suave, casi como harina. Las olas eran un poco más fuertes que en otras playas, pero no intimidantes. Lo más particular fue la cantidad de aves: gaviotas, pelícanos, pequeños pájaros costeros… Eso sí, hay que cuidar la comida porque los pájaros son rápidos y atrevidos. Es una playa perfecta para leer, respirar y desconectarse sin distracciones.

Clearwater: paraíso con sabor a mariscos
Clearwater es diferente: viva, activa y deliciosa. Además de su playa de aguas cristalinas y arena dorada, lo que más me emociona de volver es el restaurante donde, religiosamente, pido ostras, papitas con cangrejo y ajo. No es solo comer, es toda una experiencia costera. Esta playa combina muy bien la belleza natural con una vida alrededor que también merece disfrutarse.

Anna Maria Beach: la playa que me robó el corazón
No hablo de la isla entera, sino de su playa: Anna Maria Beach. Tiene esa mezcla de tranquilidad y belleza que uno no encuentra fácilmente. El mar aquí es muy sereno, el agua cálida y clara, y el ambiente casi mágico. No hay música alta, ni grandes construcciones, ni multitudes. Solo playa, sol y un atardecer que parece pintado a mano. Es el tipo de lugar al que iría cada vez que necesito volver a mí.

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